lunes, 30 de marzo de 2009

Pequeña empresa, motor de la economía

En esta entrada me referiré a la pequeña empresa.

Hace unos días estuve en una reunión en la que se trataron algunos temas relacionados con los negocios formados por grupos familiares. Pequeñas empresas, donde trabajan los padres, los sobrinos, los hijos, etc. En éstas pequeñas empresas las familias dirigidas por un "patriarca", líder del equipo -en la que los lazos familiares son muy fuertes- son fuente de inspiración para otros buenos emprendedores que se abren paso con muchas ganas de triunfar en la vida, con el propósito de dejarle algo a sus futuras generaciones.

Grandes emprendedores ha surgido y han logrado construir negocios importantes. En el Perú hay muchos cambios y con ello grandes emprendedores que con una filosofía de trabajo propia se van abriendo paso desde hace muchos años a una nueva forma de enfrentar el reto de su propio desarrollo.

La denominada "pequeña empresa", motor de la economía del País requiere de reglas de juego claras e incentivos para crecer, desarrollar, generar talentos, requiere de un enorme apoyo para salir adelante. En varios aspectos; tributario, formalización, generación de empleo, seguridad social, capacitación, formación y desarrollo; exportaciones, liderazgo, trabajo en equipo, comunicación, ventas, servicio a clientes, financiamiento de proyectos de inversión que involucren algunos mecanismos de financiamiento de muy bajo costo y con pagos diferidos a futuro.

La pequeña empresa enfrenta un conjunto de problemas propios que debe resolver en el seno de la familia. Los jóvenes descendientes integrantes de la familia en muchos casos poseen estudios superiores y llegan con otra óptica de ver el mundo. Esa relación familiar puede verse deteriorada al enfrentarse conceptos modernos con aquellos que implementó el "patriarca". Sin embargo, la modernidad exige eficiencia, excelencia en el trato con los clientes, nuevos métodos de trabajo, mejora en la organización y toma de decisiones colegiadas entre otros aspectos.

Se han visto casos en los que las pequeñas empresas fracasan precisamente por no llegar a un consenso de opinión frente a los temas de su propio interés; y, las rupturas suelen ser inminentes.

La forma como manejar esta situación es responsabilidad de los propios miembros del equipo, cuya actuación cargada de sentimentalismos no es capaz de aislar el trabajo en si mismo de la relación familiar existente. La convivencia diaria genera un sin número de situaciones que la hacen difícil de sostener en el tiempo.

¿Cómo pueden las organizaciones pequeñas apartarse de estas situaciones?
¿De qué manera se puede conjugar la dicotomía de conceptos que se presenta por las brechas generacionales?
¿Cómo los miembros del equipo pueden contribuir a facilitar su propio aprendizaje y generar cambios innovadores reforzando los lazos familiares?

De cierto, la solución no es única. Depende de varios factores entre los que destacan el número de miembros del equipo, la relación familiar existente entre ellos, las características del negocio propio, el mercado y la competencia que enfrentan, las capacidades de los miembros del equipo, sus fortalezas, sus debilidades, el potencial que tienen para los próximos años, las proyecciones de las ventas, la administración adecuada de los presupuestos -si es que hay-, el manejo contable y financiero, el orden, la disciplina en la organización, otros.

La pequeña empresa requiere para funcionar adecuadamente, manejarse como lo hacen los grandes. "Las empresas son lo que su gente es". Si tienes gente de éxito, de pensamientos positivos, capaces de hacer realidad los sueños, capaces de entender las objeciones como pequeñas dificultades que pueden ser superadas, capaces de razonar con cifras, datos, conocimiento del mercado, capaces de entender que lo mejor es sentarse a analizar los problemas y plantear soluciones concretas que puedan llevarse a cabo e implementarse con rapidez entre otros aspectos; entonces, se tendrá una empresa de éxito.

La ayuda para lograr salir de los problemas comunes que enfrentan, muchas veces se obtiene desde fuera de la empresa con un asesor que oriente, que los ayude a descubrir su propio aprendizaje, que actúe como un coach, y que propicie en ellos la unificación de pensamientos pese a las diferencias generacionales que pudiesen existir.

Hasta la próxima.


Ing° Herlan Freyre Antich
HCFA Consultoría
Telf: (51)(1) 4211331
Cel: (51)(1) 991830437
Página Web: http://herlanfreyre.web.officelive.com/default.aspx 
 

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