sábado, 21 de mayo de 2011

Próximas Elecciones

El próximo 5 de Junio, nos toca la enorme responsabilidad de decidir el destino de nuestro País. Estamos exactamente a dos semanas de tan importante evento.

Todos los que trabajamos y vivimos en el Perú sabemos que la decisión no es sencilla.

Decidir por el Perú que queremos para vivir y para nuestros hijos. Para algunos, políticos tradicionales, ese País debe seguir siendo el mismo y por esa y otras razones han declarado su apoyo al candidato que supuestamente querían que no saliera en las elecciones del 2006 por sus declaraciones antidemocráticas y que ahora en el 2011 nos muestra otro "rostro" hacia la población. Todos saben a quien me refiero. Me refiero al candidato Ollanta Humala, en quien personalmente no puedo confiar porque no me ha convencido, porque no me convencen sus argumentos, porque sus constantes cambios y giros en las declaraciones politicas nos evidencian que carece de un verdadero Plan de Gobierno, y no creo que lo que dice al respecto sobre la democracia vaya a cumplirse, más aún sabiendo que cuenta con el apoyo financiero que proviene de Venezuela como lo han divulgado los medios.

Lo que no es comprensible es la actitud de muchos artistas y políticos y hasta el mismísimo Mario Vargas LLosa que están brindando su apoyo al candidato Humala y nos insta a que votemos por él.

Amigos, cada uno de nosotros tiene en su cuerpo, mente, corazón y espíritu la libertad de elegir, pero no con influencias como las que comento. Su decisión debe obedecer a un voto informado y bien pensado.

Yo pienso que no es correcta la actitud de Mario, porque el siente un odio natural hacia el fujimorismo que lo consume y ha declarado que no daría su voto al Fujimorismo.

Todos sabemos lo que el gobierno de Alberto Fujimori hizo con el tema de la reeleccíón, y con todas aquellas cosas que ya han sido reveladas muchas veces en medios periodísticos en su afán por acabar con el terrorismo de nuestro País. Todos sabemos que se equivocó y que su segundo mandato fue un gobierno a todas luces marcado por la corrupción y precísamente la gente que cometió estos delitos ya está tras las rejas cumpliendo su condena.

Ahora nos toca decidir entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Sólo hay dos alternativas. La disyuntiva que nos ha puesto el pueblo con el resultado de la primera vuelta tiene que tener una respuesta positiva para el país en lugar de ser negativa. Una respuesta positiva, debe impulsarnos a seguir trabajando por la disminución de la pobreza, así como por el crecimiento y desarrollo de las diversas regiones, por mejorar los procesos de descentralización, por potenciar a los gobiernos regionales y fortalecer sus capacidades de gestión, por eliminar las trabas burocráticas para la formalización y generación de empresas, por ayudarnos a nosotros mismos a contribuir con el País, por erradicar las componendas políticas que no han conducido al país a nada bueno, por erradicar la corrupción, el narcotráfico y el narco terrorismo lacras sociales que afectan el desarrollo del país, por mejorar la gestión estatal haciéndola más eficiente en el control y en la toma de decisiones, porque se incluyan las comunidades andinas e indigenas en la participación de las decisiones que afectan su futuro y el de sus hijos, porque las grandes decisiones que tome el País sean consensuadas y no decisiones unilaterales que afectan el destino de miles de peruanos, porque continúen llegando las inversiones extranjeras, porque se mejore la seguridad ciudadana, entre otros aspectos.

Los hijos no tienen porque pagar los errores que cometieron los padres. Creo que todos debemos ser capaces de "perdonar y olvidar" (reconciliación). Sin embargo estos principios católicos pregonados por muchos son pocas veces cumplidos, porque se prefiere vivir bajo la ley de la tierra antes que bajo la ley de Dios. Para el caso, Keiko Fujimori como lo viene demostrando, tiene serias intensiones de efectuar un gobierno limpio y democrático; representa a una población mayoritariamente democrática, y su posición política no es ambivalente ni dubitativa. Hay actitudes claras que evidencian que hará un gobierno mucho mejor que el gobierno que hizo su padre.

La decisión está en nuestras manos, sólo tenemos que pensar bien e informarnos adecuadamente  para decidir el país que queremos para nuestros hijos.

Hasta la próxima

Cordialmente

Herlan Freyre Antich

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